12 de diciembre de 2023
El 15, 16 y 17 de noviembre se llevó a cabo el Congreso Internacional “Escrituras de mujeres: genealogías y archivos (1850-1950)». Un gran evento organizado por el Departamento Académico de Humanidades, la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, el Doctorado en Literatura Hispanoamericana y la Maestría en Literatura Hispanoamericana. Para el desarrollo del Congreso se contó con la presencia de grandes invitados nacionales e internacionales, tales como Zaida Capote Cruz, Rocío Ferreira, Claudia Cabello-Hutt, Sarah Moody, María Luz Bort Caballero, Elena Romiti, Natalia Cisterna, Luz Vargas, Ronald Briggs, Patricia Arroyo Calderón, Elena Grau-Lleveria, Eduardo Huaytán, Vanesa Misere, María Vicens, Sofía Pachas Maceda y más.
En esta oportunidad, conversamos con Zaida Capote Cruz, Doctora en Ciencias Filológicas y Especialista en Estudios de la Mujer, quien como parte del Congreso, estuvo a cargo de la Conferencia Magistral “Rastros de tinta, líneas de vida. Vínculos y sociabilidad entre escritoras a partir de documentos de archivo. Una exploración en curso”.
¿Cuál es su trayectoria profesional y cuál fue su motivación para estudiar la especialidad que eligió?
Me gradué de letras, hice una especialización en estudios de la mujer en El Colegio de México y el doctorado en la Universidad de La Habana. Actualmente, trabajo como investigadora en el Instituto de Literatura y Lingüística José Antonio Portuondo Valdor en La Habana. Desde que me gradué empecé a trabajar ahí, estuve solo un par de meses en el Archivo Nacional de Cuba pero de ahí me trasladé al Instituto de Literatura y Lingüística y estoy ahí desde hace casi 30 años.
Mi motivación fue que me gustaba leer y encontré mi vocación de amor a la literatura y el disfrute de la lectura, eso fue lo que me llevó a estudiar letras. La especialización en estudios de la mujer me abrió un mundo distinto, a otro espacio de lecturas y pensamientos y fue articulando algunas de las preocupaciones que tenía y me ayudó mucho a seguir emprendiendo otros proyectos.
¿Por qué considera que esta especialidad es importante para generar un impacto en la sociedad?
Estudiar letras siempre va a darnos una manera de enfrentar la vida, los problemas sociales y enfrentar la necesidad de comunicación con los demás de una manera más informada, civilizada, sensible y sensata. Por un lado, está la cosa práctica de los estudios en letras, ir acopiando conocimiento cultural, intentar comprender una tradición cultural e insertarnos en esa tradición. Por otro lado, es muy reconfortante descubrir las proyecciones e intenciones de los autores. Cuando se hace un análisis de texto puedes irte al contexto histórico o al contexto social y entender porque el autor o autora eligió decir eso de esa manera. Es muy importante porque te da una compresión global de la sociedad y la literatura muchas veces te acerca a la imaginación y sensibilidad, creo que esa veta espiritual de la carrera es importante cultivar. No solamente el vínculo entre seres humanos, sino también el florecimiento de las vías de contacto a partir de la letra.
¿En qué proyectos actuales se encuentra actualmente?
Ahora estoy trabajando el proyecto “Universos del Feminismo en el siglo XX” y me centro específicamente en una feminista cubana de los años 30, una novelista y periodista que estuvo vinculada con el tema de la lucha por los derechos de las mujeres, Ofelia Rodríguez Acosta.
En la primera mitad del siglo XX hubo una revista en Cuba llamada Bohemia. Esta mujer publicó una serie de artículos que ella misma llamó una campaña feminista, porque eran los tiempos en que se discutían todos los derechos de las mujeres. Ella llevó esas discusiones a sus novelas y cuentos y discutió mucho acerca del lugar de la mujer en la sociedad. Es un proyecto muy atractivo para mí, no solo por su figura, sino también por las conexiones que se pueden establecer a partir de ella con otras autoras de otros lugares.
¿Cuál fue su motivación para participar del Congreso internacional «Escrituras de mujeres: genealogías y archivos (1850-1950)»?
Tenía mucha curiosidad, era muy atractivo el tema. Me he llevado sorpresas. Ha sido una maravilla la experiencia porque he encontrado a Inmaculada Lergo que trabaja a Rosa Arciniega y resulta que Inmaculada había descubierto unas cartas de la feminista que yo trabajo.
Vine pensando que iba a ser algo sumamente enriquecedor, y como decía en mi conferencia; este evento despertó solidaridad entre todas, ya que estamos intercambiando cosas e incluso generando ideas para proyectos a futuro, ha sido sumamente productivo.
¿Cómo fue su experiencia en el Congreso internacional «Escrituras de mujeres: genealogías y archivos (1850-1950)»?
Me interesaba participar porque Cuba es usualmente una ausencia en este tipo de encuentros y a veces incluso en las antologías literarias y de pensamiento. Hace poco trabajé con unas compañeras de la UNAM sobre pensamiento crítico de mujeres latinoamericanas, les comentaba que un libro como el de Francesca Gargallo, que recoge el pensamiento feminista en nuestra América no incluye a Cuba. Es impresionante esta ausencia, porque Cuba tiene una tradición importante de impulsos de cambios sociales.
Ha sido una experiencia muy movilizadora y productiva porque es una manera de establecer relaciones de un lado a otro. Este tipo de congresos estimula este tipo de contactos y colaboración y es un manera de vincular la tradición, actualidad y producción intelectual cubana con lo que se está haciendo en Perú y en el cono sur. Son espacios diferentes pero muchas veces coincidentes. Hemos venido y hemos encontrado compañeras que están trabajando temas similares y hemos llegado a conclusiones maso menos similares, antes de venir no lo tenías tan claro. Esta reconexión con Cuba es importante y es una de las contribuciones.
¿Cuál es el impacto que desea realizar a través de estos proyectos?
Me interesa, por un lado, traer al presente la producción cultural de las mujeres o discutir temas de historia y cultura nacional. Acabo de publicar un libro en Cuba, que no tiene nada que ver con el feminismo, se llama “Tribulaciones de España en América” y está compuesto por tres ensayos.
El primer capítulo trata sobre la visión de la narrativa Latinoamericana, de las novelas latinoamericanas del llamado ciclo de cuestionamiento de la conquista, las que cuentan la conquista y colonización de América pero desde una perspectiva más risueña y cuestionadora, cuestionando el acto de la conquista y la colonización.
El segundo trata sobre el costumbrismo y es interesante porque a veces la política se filtra en la literatura, entonces, a partir de leer un libro que salió el 1854 en La Habana, que se llamaba “Los Cubanos Pintados por sí mismos”, como todavía no éramos una nación independiente surgió una discusión porque habían autores que colaboraban y no eran cubanos, sino españoles. Pero además de eso, algo que llamó mi atención fue la misoginia en los artículos y la ausencia del tema de la esclavitud, porque Cuba era una sociedad esclavista, la esclavitud era la base del desarrollo económico.
El tercer ensayo, es sobre un episodio muy doloroso de Cuba que se llama la Reconcentración de Weyler, que fue casi el último de los capitanes generales de España en Cuba y se dice que fue el antecedente de los campos de concentración fascistas porque recluyeron a la población en las ciudades para que no apoyaran a los independentistas e insurgentes y eso provocó muertes, epidemias y cambios socio demográficos. Fue una tragedia nacional, lo que hago en ese trabajo es buscar fuentes literarias donde aparezca este trauma. Hay obras literarias de teatro, poesía, novelas que tratan el tema de la Reconcentración de Weyler desde que empezó hasta hoy. Es un tema permanente en la literatura cubana, del cual no había antecedentes de análisis de ese tipo.
¿Cuál es el mensaje que le brindaría a los jóvenes en la actualidad que deseen estudiar estas mismas especialidades?
La vocación, capacidad de trabajo y la sensibilidad son importantes. Las humanidades son carreras que hay que proteger, porque son la base de nuestra humanidad. Es importante desarrollar la cultura, aprendizajes de modelos de relación que no estén estrictamente dictados por las leyes de la economía, por ejemplo. Hay que intentar mantener un espacio de compresión que vaya más allá de las necesidades más urgentes. Las humanidades dotan a la sociedad de esos espacios de discusión que pueden contribuir a un ejercicio mucho más profundo de lo que es ser humano. Las humanidades siempre tienden a ver esas relaciones sociales y producciones culturales con una perspectiva que puede ser distinta de lo que dicta el común del pensamiento dominante. Las carreras de humanidades se supone, estimulan el pensamiento crítico, la manera de comprometerte con el futuro de la sociedad desde una perspectiva más comprometida con lo humano.
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