Tradicionalmente, la figura del empleador ha sido considerada una figura “reflejo” del trabajador. Es decir, la contraparte contractual del trabajador no podía ser otra que la empresa. Por eso, bastaba detectar al trabajador para saber quién era el responsable por el lado empresarial. Sin embargo, la globalización de la economía, la descentralización productiva y el desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías han alterado esta realidad. Hoy en día la empresa es un ente complejo que difumina la figura del empleador y hace más difícil su regulación para el derecho. De ahí que el objetivo de este curso sea detenernos en el estudio de fenómenos empresariales contemporáneos (grupos, transmisiones, pequeñas empresas, etc.) a efectos de regularlos y, por esa vía, tutelar los intereses de los trabajadores.