La relación entre cultura y desarrollo es de crucial importancia en cualquier política o estrategia de desarrollo. No se puede promover un desarrollo si no se conoce, o se conoce prejuiciosamente, lo que se quiere beneficiar. Las sociedades peruanas, su dinámica, estilos y expectativas, están guiadas y responden a múltiples orientaciones culturales: desde la andina hasta la amazónica, así como las diferentes instituciones e ideologías modernas y tradicionales que se agregaron en la formación del Perú a partir de la Conquista. La dinámica y la combinación de esas orientaciones hacen posible la sociedad peruana.
Tampoco se puede promover una política de desarrollo si no se tiene una idea cabal de la misma: el desarrollo, como idea y política, es la manifestación de una concepción moderna e internacional que se trata de aplicar a sociedades algunos de cuyos valores e instituciones pueden no ser totalmente compatibles con el desarrollo moderno. También es necesario examinar las nociones en juego: la modernidad y la cultura, la nación y la etnia.
Debido a los numerosos proyectos y programas de desarrollo que se han ejecutado en la región, la casuística es amplia, lo que abonará al proceso de aprendizaje tratando de aprender tanto de experiencias exitosas como de las que han derivado en fracaso.