En el contexto de la actual crisis del desarrollo a nivel mundial, el curso trata de subrayar los principales retos relacionados con la dimensión ambiental del desarrollo, dada la necesidad de avanzar hacia un tipo de sociedades más sustentables, basadas en economías más verdes y en una producción más limpia, con modelos de consumo responsable, al tiempo que se plantea la necesidad de disminuir las enormes desigualdades existentes, incrementando la inclusión social y reduciendo las situaciones de pobreza.
La evaluación realizada por la Organización de las Naciones Unidas sobre los Objetivos del Desarrollo del Milenio ha mostrado la escasa utilidad de los indicadores de carácter nacional a la hora de medir las situaciones realmente existentes en los diferentes ámbitos territoriales al interior de los países. Ello obliga, según se señala en la Agenda 2030, no solamente a la búsqueda de indicadores “territorializados” para los nuevos Objetivos del Desarrollo Sustentable sino, sobre todo, a actuaciones y políticas de desarrollo territorial, encaminadas a cambiar las situaciones locales.
Se trata, por tanto, de situar el enfoque del Desarrollo Territorial como un componente importante en el despliegue de las políticas de desarrollo sustentable, ya sea para abordar localmente el impulso de energías renovables, o para asegurar la eficiencia en la productividad de los recursos naturales y la continuidad de los bienes y servicios de los ecosistemas, que proporcionan insumos absolutamente vitales para el bienestar humano y el desarrollo económico y social, como la regulación del ciclo del agua y la disponibilidad del recurso hídrico, la regulación atmosférica y la amortiguación de las perturbaciones climáticas, la sujeción y formación del suelo, el procesado de residuos, la polinización de cultivos y de vegetación natural, el mantenimiento de la biodiversidad, la conversión de energía solar en alimentos y biomasa, o la provisión de recursos genéticos y medicinales, entre otros.
Igualmente, la obligada reducción de la emisión de gases de efecto invernadero obliga a contemplar alternativas a los flujos de comercio y transporte internacional, ya que son una de las causas principales de dichas emisiones, lo que obliga a contemplar planteamientos organizativos en los cuales la proximidad de los momentos de producción y consumo pasen a ocupar un lugar mucho más predominante que en el momento actual.
Otra de las funciones decisivas que exige planteamientos, recursos y formación de capacidades en los Gobiernos Locales es la gestión de los residuos urbanos, rurales e industriales, una actividad que debe ser mucho más eficiente y, sobre todo, generadora de nuevos empleos e industrias verdes, según los planteamientos de la ecología industrial y la economía circular.