13 de septiembre de 2023
Después de la Conferencia Internacional «Desafíos de la formación universitaria en el actual contexto internacional» realizada el 7 de septiembre en nuestra universidad. Tuvimos la oportunidad de conversar con el Dr. Rubén Garrido, Director del Instituto Universitario de Investigación de Análisis Económico y Social y vicerrector de Economía, Emprendimiento y Empleabilidad de la UAH, para reflexionar sobre las políticas económicas, la responsabilidad social y los desafíos de la formación universitaria.
¿Cuál es su trayectoria profesional?
Hace mucho tiempo me licencié en Economía en la Universidad de Alcalá de Henares. Como estudiante empecé a tener contacto con el Departamento de Economía Aplicada, con la Unidad de Política Económica. Con ellos obtuve una beca para realizar unos proyectos y allí me animé a seguir formándome como docente. Fue así como acabé formando parte de la plantilla de la Universidad de Alcalá y ahora dirijo en Instituto de Análisis Económico y Social.
¿Cuál fue su motivación para estudiar el Doctorado en Economía?
Para contribuir a una mejor docencia y un mejor desempeño como profesor es importante seguir formándose y poder investigar, hacerse preguntas relevantes y tener una metodología de trabajo que te permita ir avanzando en el conocimiento y ponerlo luego al servicio del estudiantado.
¿Cuál considera que es la importancia del buen ejercicio de una política económica?
La política económica tiene que generar certezas y certidumbres a los agentes económicos que forman parte de la sociedad. Llevar a cabo una buena política sin grandes cambios de rumbo y vigilando que los grandes equilibrios se mantengan, eso en el caso de una buena política economía desde el macroeconómico.
Desde el punto de vista microeconómico la política económica es una parte de las políticas públicas y tienen que estar al servicio de la ciudadanía, buscando el bien común y la maximización del interés general, deben servir de base para el progreso de los ciudadanos.
¿Cuáles son las dificultades y beneficios de plantear políticas económicas que vayan de la mano con la responsabilidad social y la sostenibilidad?
Estamos en una época en donde las señales nos muestran que hemos construido ciudades que se van del lado más insostenible. Hoy en día, es una tendencia generalizada el aumento de la desigualdad, las oportunidades no las tienen todos por igual. Las políticas económicas y la economía en general tienen que estar al servicio de la gente, de quienes lo necesitan.
¿Por qué decidió formar parte del Instituto de Análisis Económico y Social?
El instituto intenta abordar algunas temáticas de interés desde una óptica relativamente multidisciplinaria. En el instituto la mayoría es economista, pero no solo somos economistas.
Nuestras investigaciones sirven como paraguas a grupos de investigación. Mi grupo viene trabajando sobre el análisis de las políticas públicas y su impacto en el territorio, cómo afectan al desarrollo urbano, a los desequilibrios territoriales y cómo al final el devenir de los acontecimientos económicos se trasladan a ese mapa territorial desigual. Esta óptica se complementa muy bien con otras inquietudes que hay en el instituto como la economía de los servicios, el mercado de trabajo, la responsabilidad social o la economía de género.
¿En qué proyecto viene trabajando actualmente?
Tenemos varias líneas. Por un lado, en un país como España, los desequilibrios territoriales son muy importantes, la mayoría de personas se concentran en las ciudades y abandonan los pueblos y el campo dejando un número de habitantes relativamente pequeño. Hay interés por luchar contra esa despoblación demográfica. Esto demanda una garantía a la igualdad de derecho de la gente que vive allá y demanda políticas en lucha contra la despoblación.
En la universidad tenemos un observatorio de la despoblación y se trabaja con instituciones locales para intentar ser un punto de encuentro y ver qué tipo de políticas necesitan aquellos que viven en el mundo rural y se sienten abandonados por las políticas públicas.
Por otro lado, tenemos otra línea de investigación que tiene que ver con los estudios de impacto y valor social que tiene una universidad, cómo la universidad tiene que reflexionar sobre su papel y cómo puede maximizar su valor para sus distintos grupos de interés.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la formación universitaria?
La formación universitaria no solo tiene que formar a las personas, tiene que transformarlas, tiene que formar ciudadanos activos y conscientes. El mundo actual es muy complejo y nos enfrentamos a desafíos muy grandes. En la conferencia hablamos un poco del cambio climático, de la digitalización, de la defensa de los valores democráticos, noticias falsas y el valor de la ciencia.
La universidad debe ocuparse de formar a ciudadanos que sepan interpretar sistemas sociales y articular políticas públicas acordes con estos desafíos. Si la universidad se encierra en un laboratorio pero no atiende esas demandas sociales dejará de tener sentido.
¿Cómo cree que los docentes universitarios deben enfrentar esos desafíos?
Los docentes universitarios tenemos que estar continuamente formándonos y repensando las maneras de hacer. No es solo actualizar el conocimiento, sino cómo tenemos que ayudar a nuestros estudiantes a adquirir aquellos elementos y herramientas, una mochila que les permita ser dueños de sus futuros.
En la mochila, más que conocimientos, hay habilidades y competencias que deben transmitirse y ejercitarse mejor dentro de la universidad. Se tiene que fomentar el pensamiento crítico y el análisis.
¿Qué mensaje brindaría a los universitarios interesados en temas de economía, responsabilidad y sostenibilidad?
Tienen que ver dónde está su vocación, tienen que tomar una decisión más de vocación que de utilidad. Aquel que quiera hacer esto y mejorar las cosas, tiene que tener un actitud de servicio a la comunidad, ya que tenemos grandes retos.
