11 de mayo de 2022
Identificar los rasgos violentos en nuestra sociedad no siempre es tan sencillo, debemos reconocer que constantemente estamos expuestos a esta sin saber diferenciar si es o no violencia. En la gala de los Oscars 2022 se desató un incidente que empezó a partir de una broma dicha por el comediante Chris Rock sobre Jada Pinkett Smith, esposa del actor y director Will Smith. “Jada, te amo. ’G.I. Jane 2′. No puedo esperar por verla”, fueron las palabras del comediante. G.I. Jane es una película protagonizada por Demi Moore, la cual aparece completamente rapada para interpretar a una militar, y esta broma hace referencia a la situación de calvicie que tiene Jada Pinkett Smith generada por la alopecia areata, enfermedad que padece desde hace cuatro años, la cual causa la pérdida de cabello. La broma no fue bien recibida por su esposo, Will Smith, quien subió al escenario, le lanzó una bofetada al comediante y le gritó: “Deja el nombre de mi esposa fuera de tu boca”.
El actor Will Smith ganó esa misma noche un Oscar como Mejor Actor y en su discurso se disculpó con la academia por sus acciones contra Chris Rock. El viernes 1 de abril, el actor renunció a su puesto en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Y, el 8 de abril, la Academia dispuso que el actor sería vetado durante una década de las premiaciones, además de no poder ser nominado en próximos proyectos cinematográficos por ese tiempo específico. El 6 de abril, Will Smith decidió internarse en una clínica de rehabilitación contra el estrés, y el 28 de abril publicó un comunicado en sus redes sociales disculpándose públicamente con Chris Rock.
Revisando este caso, se decidió hablar con el Dr. Carlos Iberico, docente de nuestra Maestría y Doctorado en Psicología PUCP, y doctor en Psicología por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, para reflexionar sobre las diferentes formas de violencia y el machismo vistos en una sociedad moderna, así como las consecuencias que la mujer enfrenta ante estos actos, recordemos que la agresión física o la violencia nunca es una opción de respuesta frente a otra persona.
En primer lugar, la reflexión básica que debe primar es que la agresión física o la violencia nunca es una opción de respuesta frente a otra persona. Cuando nos sentimos atacados verbal o físicamente, no todos responden a ese ataque de manera agresiva, solo se puede entender responder así en un caso de defensa personal. Lo ideal es que no nos gane la ira o la cólera en cualquier situación, estemos solos o acompañados. Uno se conoce y tiene una idea sobre qué situaciones puede hacerle perder los estribos. Aunque, no actuamos de manera racional en todo momento y las reacciones que tenemos, pueden tener más componentes emocionales que racionales. La probabilidad de que nos gane la ira es mayor cuando nuestro temperamento es colérico. Es decir, si somos impacientes, poco tolerantes en general. Con proclividad a enojarnos y levantar la voz. Es una condición que juega en contra. Es recomendable que aprendamos desde pequeños a regular nuestras emociones, no sólo las negativas, sino también las positivas. Es algo tan básico como aprender a decir “por favor”, “gracias” o “de nada”. Finalmente, si la ira nos gana, hay muy poco que hacer, ya que vamos a actuar con nuestro sistema límbico, en particular con nuestra amígdala (estructura de nuestro cerebro asociada con la ira), sin darle oportunidad a que entre en acción nuestro control de la conducta social (la corteza prefrontal). Por ello, cuando se le dice a una persona irascible que cuente hasta diez cuando siente que lo sacan de sus casillas, es justamente para darle la oportunidad de que entre en acción su corteza prefrontal.
El mismo día del incidente varios comediantes norteamericanos comentaron al respecto. La entrega de los premios Oscar tiene un esquema definido, suele haber un monólogo donde el anfitrión o anfitriones de la entrega hace una serie de comentarios que intentan ser graciosos y básicamente, se burlan de situaciones o características de los actores o las actrices nominadas. En principio, todo el guión ha sido supervisado y se ha evaluado el contenido de los comentarios que se hacen. Lo que ocurrió el domingo 27 de marzo implicó bromas que no se habían aprobado y fueron improvisadas por el comediante Chris Rock. Lamentablemente, tocó un tema sensible sobre la apariencia de la actriz Jada Pinkett, que tiene que ver con una enfermedad que sufre, la alopecia, la pérdida del cabello. Si somos conscientes, hay temas delicados que pueden causar gracia o no dependiendo cómo se presenten o indiquen. Un comediante no espera que la persona que ha sido sujeto de su comentario gracioso, se levante y le dé una bofetada. Podría causar que los comediantes, utilicen una rutina burlándose de ellos mismos para evitar interactuar con su audiencia o comenten de alguien que no se encuentre presente físicamente. No obstante, luego de pasado este incidente, volverán a la interacción esperada en una entrega de premios. Es probable que los próximos shows tengan una supervisión mayor de los productores y no se permita hacer improvisaciones para evitar cualquier potencial incidente. E inclusive se considere volver a colocar o no a los artistas nominados tan cerca del presentador o presentadores como en esta última entrega. El mensaje de esta situación es que no se debe bromear de condiciones o situaciones que hayan implicado sufrimiento y/o dolor para la persona con quien se desea bromear o hacer un chiste.
Ese es otro tema relacionado directamente con lo ocurrido. Antes que entremos en materia, creo que es importante que haya un real enfoque de género en las escuelas. Se debe desterrar estereotipos que no ayudan a una mejor convivencia entre nosotros. Lo ocurrido en la entrega es un ejemplo de sexismo ambivalente, el comentario sobre la apariencia de Jada Pinkett, realizado por Chris Rock podría calificar como sexismo hostil. Sin embargo, el comportamiento del señor Smith, según sus palabras responde a que estaba protegiendo a su esposa, Jada. La primera pregunta que surge es ¿su esposa no puede defenderse sola? Es distinto que apoye a su esposa, pero que indique que la agresión es para la defensa y protección de ella, es perpetuar lo que conocemos bajo el nombre de sexismo benevolente. Y más grave aún, cuando reporta que esto lo hace por amor, no se debe agredir a nadie y menos por amor, recuerda eso: “Más te quiero, más te pego”.
Ninguna mujer necesita que su pareja la defienda o la proteja, en todo caso, ambos como pareja se defienden. Hace varias décadas que las mujeres han demostrado plenamente que se pueden defender sin ayuda de los hombres. En este caso podría haber más de una posibilidad de reacción, diferente a la agresión. Por ejemplo, cuando algo me es incómodo por un comentario gracioso, podría retirarme del lugar a manera de protesta. El caballero que debe defender a la doncella indefensa es una respuesta propia de la edad media y se encuentra asociada con la visión de amor romántico que no ayuda a desarrollar roles equivalentes en una relación de pareja. Hay que abandonar estos estereotipos de género que distorsionan lo que realmente debe ser una relación de pareja. Y más bien promover aquellos que enfatizan la igualdad de derechos y responsabilidades como miembros de una relación de pareja.
