13 de noviembre de 2025
El Dr. Jaime Constenla, director del Centro INNOVAPEDIA y jefe del Programa de Magíster en Pedagogía para la Educación Superior de la Universidad Católica de la Santísima Concepción de Chile, visitó nuestra universidad del 3 al 7 de noviembre de 2025. Invitado por la Maestría en Docencia Universitaria, compartió su visión sobre la evolución de la enseñanza, la relevancia de la innovación pedagógica y los desafíos que enfrentan los docentes en la educación superior contemporánea.
El Dr. Constenla sostiene que la enseñanza universitaria vive un proceso de cambio profundo que exige nuevas competencias de los docentes y una mirada más integral hacia la formación. Recuerda que, en los años sesenta, el acceso a la universidad era privilegio de una élite académica, tanto de estudiantes como de profesores. “Era una élite formando a otra élite”, señala. Hoy, en cambio, la educación superior se ha masificado y democratizado, permitiendo que muchas más personas lleguen a las aulas.
Esa transformación ha cambiado el papel del docente, que ya no enseña a un grupo homogéneo, sino a estudiantes con distintas competencias, intereses y realidades. “El docente ya no enseña a una élite, sino a estudiantes con diferentes contextos. Eso exige mayores esfuerzos para asegurar aprendizajes de calidad.”
Para él, la sociedad actual valora cada vez más el conocimiento y la formación profesional, lo que impulsa a las familias a priorizar la educación superior. En ese contexto, la calidad se convierte en un compromiso ineludible. “El docente debe generar un alto nivel de calidad en lo que entrega, asegurando aprendizajes sólidos y una formación de excelencia.”
También identifica dos transformaciones clave en la educación universitaria: la adopción del currículo basado en competencias, que pone el foco en el desempeño y no solo en los contenidos, y la incorporación de la tecnología en la enseñanza. “La universidad no puede quedar atrás frente a los avances tecnológicos. Docentes y estudiantes deben acceder a esas herramientas y aprovecharlas para fortalecer su formación.”
Asimismo, destaca que la innovación debe ser parte esencial de la vida universitaria. Para él, innovar no debe ser un eslogan, sino una práctica constante: adaptar la enseñanza a las necesidades de los estudiantes, utilizar las plataformas tecnológicas y fomentar aprendizajes activos y colaborativos. “Nos resulta más fácil hablar y mostrar diapositivas, pero si un docente se sostiene únicamente en eso, su enseñanza pierde calidad.”
Entre los principales desafíos que enfrentan los docentes, el Dr.Constenla menciona la necesidad de romper con la zona de confort y actualizar las metodologías de enseñanza. “Llevamos más de veinte años hablando de competencias, pero aún hay prácticas que no se ajustan a ese enfoque.” También defiende la integración natural de la tecnología en el aula: “No hay que temerle al uso del smartphone o a que los estudiantes consulten información en clase. Es parte de su entorno de aprendizaje.”
Otro reto fundamental es la atención a la diversidad. “Hoy en las aulas hay diversidad social, de aprendizaje, de género y también estudiantes con necesidades educativas especiales. Tenemos un deber ético de atender esas diferencias y asegurar una formación inclusiva para todos.”
En su experiencia como formador de docentes, el Dr. Constenla considera que el profesor del siglo XXI debe ser un “súper profesor”, capaz de responder a las exigencias del entorno. De acuerdo con sus investigaciones, los estudiantes valoran especialmente dos aspectos: el dominio de la disciplina y el respeto por la persona humana. “El docente se gana el respeto del alumno cuando demuestra conocimiento y cuando lo respeta. El estudiante recuerda con aprecio a quien le enseñó mucho y lo trató bien.”
A esas cualidades añade el profesionalismo docente. “El profesor universitario debe asumir la enseñanza como una responsabilidad profesional. Debe perfeccionarse y vincular su labor con la investigación, para que lo que descubre también lo transmita en el aula.”
Finalmente, sostiene que dejar una huella en los estudiantes significa formar personas, no solo profesionales. “Para influir verdaderamente en ellos, primero hay que respetarlos, tratarlos bien y conocer quiénes son. No siempre es posible aprender todos los nombres, pero sí mantener una relación cercana y respetuosa.”