Pocos espacios en mi vida se han rodeado de la diversidad de disciplinas y trayectorias profesionales como la Maestría de Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Las Artes, las Ciencias Sociales, las Humanidades se reúnen y entretejen un terreno común para la discusión teórica, así como para la reflexión sobre la práctica.

Si el pregrado fue una etapa para, primero, explorar distintas ramas de conocimiento y, después, sumergirme en mi carrera, la maestría fue una oportunidad para participar activamente de la producción de conocimiento profundizando en mis intereses, así como expandirlo y conectarlo con otras áreas de estudio. Dialogar, reflexionar, interpelar, crear, se convierten en un quehacer continuo de quienes realizamos esta maestría, labores que trascienden el salón de clases y nos acompañan incluso después de terminar nuestros estudios.

La Maestría de Estudios Culturales ha sido muy importante como parte de mi proceso de desarrollo personal y profesional, generando un gran impacto desde los diversos ámbitos teóricos que propone. Cada curso, los momentos de conversación y reflexión en clase han interpelado mi quehacer en los diversos espacios donde me desempeño, como docente, gestor, artista, ciudadano. La Maestría ha contribuido en el conocimiento de diversas perspectivas de la cultura desde lo político, económico y social. Su rigurosidad teórica ha enriquecido la forma en la que ahora concibo las problemáticas de nuestro país y del mundo contemporáneo.

Lo primero que pensé el día que salí de la primera clase en la Maestría en Estudios Culturales fue: “Nada es como lo que pensaba”. Los Estudios Culturales me brindaron nuevos lentes para aproximarme al mundo, para relacionarme con las personas e incluso para entenderme. La maestría me brindó herramientas y reflexiones que me han ayudado a identificar dinámicas donde opera el poder y lo simbólico desde diversos acercamientos, como los Estudios de Género, el Psicoanálisis, el Análisis Crítico del Discurso, etc. Como comunicadora social, me ayudó a ubicar mejor a la comunicación y diseñar mejores estrategias. Es una maestría que te enseña a entender que el desacuerdo también es importante, que hay más variables que observar y que no todo es lo que parece.